¿Será
cierto que podemos recibir un perdón inmerecido? ¿Será posible que por las
cosas malas que hemos hecho (porque hasta inconscientemente las hacemos) Dios
podrá perdonarnos?
Jocosamente
se dice que Dios sufre de Alzheimer…
¡Si!
Él
promete que si confesamos nuestras faltas, las olvida y es como si las tirara
al fondo del mar y además es claro en decir que “nunca más se acordará de
ellas…” Asombroso, ¿verdad?
Entonces,
si Dios perdona y olvida, ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué
es tan difícil para nosotros pasar por alto una ofensa? Te imaginas si Jesús,
cuando vino a esta tierra (que por cierto, va a volver, y muy pronto), al
sentirse tan humillado y despreciado, no hubiera sentido tanto amor y compasión
por esta humanidad? ¿En quién estaría depositada nuestra esperanza?
Una
cosa es que cada uno de nosotros debamos afrontar las consecuencias de nuestros
actos. Otra muy distinta es ponernos en la posición de jueces, queriendo señalar,
sin mirar la viga que hay en nuestro ojo. Recuerda, Dios sabe, Dios oye, Dios
ve. Y Dios actúa. No te pongas en su lugar.
“Por
lo cual eres inexcusable, oh hombre, quien quiera que seas tú que juzgas; pues
en lo que juzgas a otro, te condenas a tí mismo; porque tú que juzgas haces lo
mismo” Romanos 2:1
El
mañana puede no venir para tí. El día de poner tus cuentas claras con Dios, es
hoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario