“Y
vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y
le dolió en su corazón” Genesis 6: 5-6
Esto
no solamente fue algo que pasó hace cientos de años. La historia es cíclica, y
con el paso del tiempo, se repite. Y está sucediendo.
Hoy,
como en los días de Noé, el ser humano vive pensando en satisfacer sus deseos y
pasiones. Hoy, como en los días de Noé, vivimos en un mundo agitado, ‘casándonos
y dándonos en casamiento’ (Mateo 24:38). Hoy, como en los días de Noé, el corazón
del hombre se inclina hacia el mal. ¿No te parece esto curioso? Y en los días
de Noé, ¿qué sucedió después de todo esto?
Llama
mucho mi atención y medito en el versículo que indica: Y se arrepintió Dios. Dios no se equivoca, su arrepentimiento no es
igual al nuestro. A Dios le dolió ver cómo el hombre, creado a su imagen y
semejanza, se deterioraba y se corrompia por el pecado y olvidaba a su Creador.
¿No
sucede lo mismo hoy?
Noé
y su familia se salvaron por las decisiones que tomaron dentro de un mundo que
se burlaba de ellos. Hoy sucede igual. Muchos afirman que Jesús no volverá, de
hecho ¡se atreven a decir que nunca vino! Muchos aseveran que el fin de este
mundo, representado en la segunda venida de Jesús, nunca sucederá. Pero como en
los días de Noé, cuando quieran entrar en el Arca, ya será demasiado tarde. Tú,
¿en donde estás?
El
mañana puede no venir para tí. El día de poner tus cuentas claras con Dios, es
hoy.