En cierta ocasión le pregunté a mi amiga de toda la
vida qué pensaba ella acerca de la muerte. Su respuesta no me sorprendió, yo ya
la conocía. Pero lo que sí asaltó mi curiosidad, fue lo que ella pensaba acerca
del estado de los muertos. Más de 13 años teniendo la certeza de conocerla, y
nunca había pasado por mi cabeza que ella pensara de esa manera.
Ella, como muchos creen, está convencida que hay
vida después de la muerte. Ella, como muchos, cree que las personas ‘buenas’
cuando mueren van al cielo y las ‘malas’, al infierno. Sus creencias y posturas
religiosas no son tema de discusión entre nosotras. Ambas nos respetamos.
Sin embargo, su respuesta hizo eco en mí.
¿Qué dice la Biblia? ¿Es realmente cierto que hay
vida después de la muerte?
En cierta medida, sí la hay. Pero será un evento
futuro, no inmediatamente después de morir. Sucederá después de un acontecimiento que los
cristianos de todas las épocas estamos esperando: La segunda venida de
Jesucristo.
Ahora, ¿habrá vida despues de la muerte para todos?
O mejor, la vida eterna, ampliamente prometida en las Sagradas Escrituras ¿será
para todos?
No puedo continuar sin respaldar mi respuesta con
este texto:
“El
Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con
trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero” 1a de Tesalonicenses
4:16
Está claro lo que dice el Apostol Pablo en este
texto: “Los muertos en Cristo resucitarán primero”.
¡Un momento! Y si entonces, cuando las personas
mueren inmediatamente van al cielo o al infierno, ¿quiénes van a resucitar?
Mas
el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé
que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto
el Señor. (Mateo 28:5-6)
Jesucristo vino a esta tierra, dejó su Gloria y
Poder en el Cielo, murió y resucitó con un propósito: Que tengamos esperanza.
Recuerda, la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) y todos somos pecadores
(Romanos 3:23). Y si no hay vida después que morimos, entonces ¿para qué
resucitó Jesus?
Ciertamente, habrá vida después que muramos. Pero
ese regalo no es inmediato. Ese regalo precioso de la Salvacion y la vida
eterna, que Dios nos dió a través de Jesucristo (San Juan 3:16), es un regalo
que recibiremos cuando Él regrese por nosotros.
¿Y mientras tanto, mientras estamos muertos, qué?
También para eso hay respuesta:
“Porque
los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben…” Eclesiastes
9:5
“Mas
el hombre morirá, y será cortado;
Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
Como las aguas se van del mar,
Y el río se agota y se seca,
Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que no haya cielo, no despertarán,
Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
Como las aguas se van del mar,
Y el río se agota y se seca,
Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que no haya cielo, no despertarán,
“Y
muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para
vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” Daniel 12:2
“Y
entrando les dijo: ¿Por qué hacéis alboroto y lloráis? La niña no ha muerto,
sino que está dormida” Marcos 5:39
“Y
durmió David con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David” 1a de Reyes
2:10
Podría extenderme aquí con muchos otros versículos,
que claramente indican que el morir se asemeja a estar dormido, donde no hay
conciencia de lo que sucede alrededor.
Cuando el ser humano muere, no va al cielo, al purgatorio o al infierno.
Mucho menos intercede por nosotros ante Dios, ni nos cuida desde ‘donde esté’.
Esa creencia no tiene base bíblica. El único intercesor entre Dios y nosotros
es Jesucristo (1a de Timoteo 2:5) y nuestros guardianes son los ángeles que
Dios ha dispuesto para protegernos (Salmos 91:11-12).
Cuando el ser humano muere, simplemente queda en el
sepulcro esperando ser resucitado para vida o para muerte eterna. La pregunta
es: ¿En qué grupo estarás?
Este sin duda es un tema complejo de entender y aceptar, más aún
cuando por años venimos creyendo algo diferente. Mi intención no es que cambies
de opinion con este escrito. Mi deseo ferviente es que vayas a las Sagradas
Escrituras, la única norma de Verdad perpetua, y dejes que Dios responda tus
interrogantes.
Quiero a mi amiga con toda mi alma, y estoy convencida
que cuando lea esto, lograré sacar una sonrisa en su rostro. Me daré por bien
servida.
Recuerda, el mañana puede no venir para tí. El día
de poner tus cuentas claras con Dios, es hoy.