domingo, 16 de septiembre de 2018

DIOS AMA. DIOS PERDONA. DIOS RESTAURA.





“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1a Juan 1:9

El ser humano, por naturaleza, es egoísta. Por ese mismo egoísmo, desde que nace tiene tendencia a errar y pareciera que en ocasiones, a no aprender de esos errores. Pero también es autosuficiente y muy creativo. Estas son características de las que poco se habla pero que son tan inherentes al ser humano, que hacen parte de su cotidianidad.

Tristemente, el egoísmo es la piedra de zapato de todos aquellos que desean avanzar en este duro camino de errores, aprendizajes, malos y buenos hábitos y deseos de superación. Desde el mismo Edén, cuando Adán y Eva pecaron, se manifestó ese oscuro lado de la naturaleza humana caída: Adán culpó a su mujer, la mujer a la serpiente y en últimas, a Dios mismo por haberla creado. No fue sino despues de ver las consecuencias de lo que hicieron, que reconocieron que habían cometido un error y trataron de arreglarlo, algo evidentemente imposible por sus propios medios. Cosieron delantales de hojas de higuera para tratar de tapar su desnudez (que físicamente ya la tenían antes de pecar) y pretender que nada había pasado; pero olvidaron que era imposible cubrir lo que por su desobediencia se había puesto al descubierto.

Esto es muy común en nuestros días también. Nos equivocamos, desobedecemos los mandatos de Dios, y en nuestro egoísmo, tratamos de coser delantales, de tapar nuestra falta, de escondernos de la presencia de Dios. Por nuestra autosuficiencia, creemos que podemos salir de ese laberinto que nosotros mismos hemos creado, pero la bola de nieve cada día cobra mas fuerza y cuando menos pensamos, nos aplasta.

Pero Dios, así como con Adán y Eva, no nos deja solos. A ellos les hizo túnicas de pieles, los vistió de la justicia de Jesucristo representada en ese cordero muerto (necesario para las túnicas) y les dio una nueva oportunidad. Es lo mismo que hace  con nosotros hoy. El versículo inicial Dios nos recuerda que ‘El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad’.

Pero como siempre, hay una condición: Confesar. No a un ser humano, a Dios mismo, abrir nuestro Corazón a Él como a un amigo y reconocer que nos equivocamos. No imaginarás el peso que se irá de tu vida.

Recuerda, el día de poner tus cuentas claras con Dios, es hoy.


DAR GRACIAS

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” 1a Tesalonicences 5:18 Cada tercer Ju...