“He
aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” San Mateo 1:23
Dios
no es un Dios alejado de ti. Ha prometido que estará y lo hará. Pero como cada
promesa, ésta también es condicional. La única manera que la presencia de Dios
viva con nosotros, es que la deseemos y hagamos propicio el espacio para ella.
Así
como arreglamos nuestra casa cuando alguien nos visita, cuando hacemos de
nuestro espacio de trabajo un ambiente agradable, o cuando nos arreglamos y
ataviamos para cumplir una cita, así mismo debemos prepararnos para que Dios
esté con nosotros.
Hay
ambientes en los que la presencia de Dios sencillamente no puede estar. Va en
contra de su esencia, pura y santa. De ahí la importancia de cuidar lo que
escuchamos, lo que vemos, lo que leemos y lo que pensamos. Si cuidamos las llamadas
avenidas del alma (nuestros sentidos),
sin duda Dios cumplirá su promesa de estar con nosotros y la presencia de sus ángeles
siempre guiará nuestro camino y nos cuidarán para que ‘nuestro pie no resbale’.
¿Has hecho
el ejercicio mental y físico de analizar si con lo que haces alejas o acercas
la presencia de Dios? Hoy es un buen día para reflexionar sobre ello.
El
mañana puede no venir para tí. El día de poner tus cuentas claras con Dios, es
hoy.
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