domingo, 24 de diciembre de 2017

NO HAY NAVIDAD SIN JESUS





“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,  Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros
San Mateo 11:23

Hoy es un día muy particular. Hoy el mundo entero celebra la víspera del nacimiento de Jesucristo. Hoy, para muchos, se celebra el acontecimiento que marcó la historia religiosa en dos. También la otra historia, la que nos confirma lo que sucedió en el pasado. No en vano existe un AC y un DC (antes y después de Cristo).

Pero, ¿qué tan importante es? ¿En realidad esta celebración tiene tanta importancia? O mejor, ¿Le han dado la importancia que en realidad tiene? ¿Usted que cree?

Si nos vamos al evento histórico, en realidad el nacimiento de Jesucristo no fue un acontecimiento fuera de serie. Me refiero al hecho de que sus padres peregrinaran (era común en esa época del año), o que por falta de recursos económicos y de habitaciones en los hostales tuvieran que buscar cualquier sitio para pasar la noche y descansar. En realidad eso sucedia muy a menudo. El que Jesús naciera en un pesebre no lo hacía diferente. No quiero que se escandalicen por lo que están leyendo. De hecho, así piensan muchos ateos. Pero como sabrán, yo no lo soy.

Aquí hay que resaltar el hecho de que Jesús, siendo quien era naciera en un pesebre.  El hecho sobrenatural (y para muchos incrédulos un poco tonto) que siendo él, el mismo Dios, el Soberano del Universo, el Creador de todo lo que existe, el dueño del oro y de la plata, naciera en una cuna de paja, rodeado de animales, y tenga trascendencia cuatro mil años despues, para muchos no tiene sentido. Y por eso no creen. Hay muchas lecciones de humildad que podríamos sacar de este hecho.

¿Le encuentra usted lógica o sentido a esto? Si lo mira con ojos de incredulidad, escepticismo y burla, definitivamente no. Y le doy la razón. Pero si usted lo mira con los ojos de la fe, esa que explica lo inexplicable, esa que no encuentra vacíos en sus respuestas, esa que señala al que todo lo sabe, todo lo ve y todo lo entiende, entonces sabrá que lo que sucedió en ese pesebre le da sentido a toda su existencia.

La historia confirma que Jesús no nació el 25 de diciembre. En eso no hay discusión. Pero, como muchas otras fiestas, el mundo religioso (en especial la iglesia católica) lo recuerda en este día. ¿Hay algo de malo en ello? Claramente no. El punto está en qué es lo que usted hace ese día.  

Nos hemos vuelto un sociedad completamente consumista. Hemos llegado al extremo de darle mas importancia a lo material, a lo que tenemos, a lo que podemos conseguir con nuestro esfuerzo, que a lo que realmente importa: La razón por la que Jesucristo vino. ¿A qué vino? A mostrarnos que a través de EL es que podemos entregar y recibir amor, que temenos salud, paz, esperanza, consolación, perdón, prosperidad… Felicidad!

Es a través de Jesucristo que encontramos valor y sentido a nuestra vida. Obviamente, un ateo refutará esta idea, pero precisamente lo hará porque no mirará con los ojos de la fe.

Yo, quien escribe, soy una clara muestra del poder transformador que tiene Dios.

Yo he vivido en carne propia el desespero por comprar ropa nueva y juguetes para los sobrinos y los primos, la mamá y la abuela. Yo sé lo que es sentirme frustrada al no tener para comprar lo que quiero. Sé lo que es correr de un lado a otro para tener todo listo para la cena a las 6:00 p.m. He sentido la frustración de no tener a toda la familia reunida para estas fechas. Sé lo que se siente saber que hay discusiones alrededor del árbol de navidad…

Bueno, no todo ha sido malo. También he sentido la magia de estos días. He sentido lo que es un abrazo sincero de tu familia. He aprendido el valor de la verdadera amistad y sé lo que significa que te digan que te quieren.

Pero, ¿y Jesús? ¿Dónde lo dejé? ¿Me acordé de él? Si estoy celebrando su nacimiento, ¿dónde lo puse? ¿Al menos le agradecí por ello?

Hoy soy otra persona. Desde hace un tiempo, le permití a Dios que morara en mí. El quería hacerlo (para eso vino en la persona de Jesucristo), pero yo no lo había dejado. Ahora no me afano por estrenar, por salir a comprar, por hacer interminables filas esperando un artículo que puedo comprar después. Ahora creo en las cosas sencillas de la vida, como pasar tiempo de calidad con la persona que amas. Y aunque muchos de los que amo no están a mi lado, hoy viven en mi corazón.

Ahora, hoy, siento paz. Hoy más que nunca agradezco a Jesús por lo que hizo. Hoy sí entiendo el verdadero sentido de la navidad: Recordar que Jesucristo vino a hacer por mí, lo que yo no podia hacer por mí misma: Salvarme.

Hoy sé y acepto que “Navidad es decirte que nunca podrás ir al cielo por tí mismo, Dios tuvo que venir”. Hoy entiendo. Hoy agradezco. Hoy vivo tranquila. Vivo feliz.

Feliz navidad.



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